La erótica del rechazo: ¿Por qué tantas mujeres se sienten atraídas por hombres no disponibles? y viceversa.

Porque entre otras cosas, su comportamiento activa nuestros circuitos de recompensa cerebrales, cableados y programados para la inconsistencia.

La misma que vivimos de niñas. Se erotiza el rechazo porque la niña herida dentro de ti tiene ante ella una nueva posibilidad de demostrarse a sí misma que es suficiente, que es valiosa, que es merecedora, que es especial, y esto es un reto muy excitante que produce todo un cocktail de hormonas y neurotransmisores que confunden y te hacen ver lo que no es.

Ese circuito alimenta la parte de ti que siente que todavía tiene algo que demostrar.

Todo aquello que quedó sin concluir en la infancia, se despliega ante nosotras de nuevo para resolverse. La paradoja, es que la parte de ti que trata de resolverlo, son aspectos inconscientes, y lo hacen de forma inconsciente.No es una relación, es una adicción.

Las neuronas se vuelven tan “adictas” a la dopamina que genera esta montaña rusa emocional, que cuando llega una persona consistente, dispuesta a estar ahí para ti, comprometida con la relación y te lo demuestra, la falta de intensidad y abstinencia de dopamina te resulta aburrida. Pero para sanar necesitas seguridad y consistencia. No que retraumaticen tu dolor. No que activen tus inseguridades. Para sanar tienes que renunciar al patrón, a la ilusión infantil, y empezar a crear esa base segura y consistente en ti, y con esa niña herida dentro de ti, lo primero. 

Mereces aceptación. Mereces amor, consistencia, compromiso y reciprocidad.

Es tan sencillo, que necesitamos complicarlo para perpetuar la adicción: Alguien que esté para ti, te lo hará saber. Tan básico como que 2+2=4. No sólo con sus palabras, también con sus actos.

Esto existe. No es una fantasía ni una utopía. Pero requiere consciencia y el esfuerzo de romper un patrón muy engranado en tu cuerpo.

Si te estás presentando a castings de amor, donde tienes que esforzarte por demostrar quién eres y cuánto vales, ahí no es. Si alguien no es un espacio seguro para ti, ahí no es.

Lorena Cuendias