La Mujer Salvaje

Una mujer empoderada no es una mujer masculinizada.

Una mujer empoderada no es una mujer rígida y musculada.

No es la mujer que levanta una barra de 60 kilos con un alarido para sentir una falsa sensación de seguridad y de valía.
O para canalizar una energía que no sabe manejar…..por que ¡Oh sí…!, es poderosamente inquietante, y si no tienes vasija para contenerla, no la soportas mucho tiempo.

Una mujer empoderada no es una mujer que se impone.
No es una mujer que juega a ser hombre.

El poder desde la energía masculina, es un falso poder.

No es lo mismo una mujer masculina que una mujer empoderada desde su energía femenina. Nada de eso.

Y se muy bien de lo que te hablo, porque hice ese viaje.

Una mujer empoderada se ha conectado con su arquetipo de Mujer Salvaje.
Y todas llevamos esa energía dentro de nosotras. Tú también.

¡¡La Mujer Salvaje vive dentro de ti!!!!!!!

Es la voz que te ha susurrado desde siempre:¡ Hazlo!, ¡corre! ¡atrévete!, ¡puedes!, ¡Eres preciosa!, ¡Grande!, ¡poderosa!

Es la que te guió para que hicieras ese taller, leyeras ese libro, la voz que te ha gritado que salieras de esa situación, que dejaras de justificarte, de explicarte de usarte y abusarte.

Que dejaras de dar y dar y dar hasta vaciarte.
Que dejaras de pedir permiso para ser tú.
Que no te avergonzaras de serlo.

Es la que no quería dar el “besito” que te obligaron a dar.

La que ha dejado de sacrificarse.

Es la voz que te dice que te escuches.
Es la que sabe del poder dentro de ti.
Es la mujer que corre a caballo y grita al viento.

Es la guardiana de tu abundancia, la exuberancia de la propia Naturaleza en ti.
La que guarda tu Fuente.

Una mujer empoderada ya no tiene miedo de ella misma.
Ha descubierto el “pastel”.

Se ha conectado con su sexualidad sin culpa sin pena y sin vergüenza.

Se ha arrancado las pieles de la mentira.

Ya no es una víctima.

Se ha cansado de ser perfecta, del agotamiento de hacer espacio para los demás.

Del hartazgo de esperar el reconocimiento de otros para sentirse reconocida a costa de su extenuación.

De las demandas y de las pequeñeces de los demás.

Ha aprendido a darse lo que demandaba a otros.

Ella misma se reconoce. Se mira en el espejo de su grandiosidad y se ve florecer.

¡Ay Dios mío qué vértigo! ¡Me estoy llenando de flores!

Sí, esa es la Mujer Salvaje.

Pero ella no puede manifestarse mientras el arquetipo de “la niña buena” en ti siga al volante, conduciendo tu vida.
La niña no pide, la niña se somete, porque es lo que le han enseñado a hacer. Es como le han dicho que funciona que te quieran.

Esa niña no va a dejar que la Mujer Salvaje se haga con el mando mientras no sienta que se encuentra segura.
Hasta que no sepa que es seguro soltar, dejar ir, confiar. Que la historia aquella no tiene nada que ver con el AMOR.
Porque es su mecanismo de supervivencia y adaptación.
Tiene tanto miedo, que mientras no se sienta total y absolutamente protegida, amparada, honrada, reconocida …. no se va a ir.

Y cuando te digo que no se va a ir, es que no se va a ir, y seguirá dirigiendo cada una de las horas de tus días.

La Mujer Salvaje quema.

Te quema por dentro y pide que te abras en canal y que te des a luz a ti misma.

Te pone el espejo delante y te dice:

Ves esto? Pues es mentira. No eras tú.
Ves esto? Pues es verdad. Eso sí eres tú.

Y la tomas o sigues en la miseria de una vida limitada por el miedo de tu grandeza.

¿No quieres tomar las riendas de tu nuevo corcel?

Yihaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Lorena

Puedes trabajar con tu “niña interior”, y tu “Mujer Salvaje” a través de las meditaciones guiadas en mi canal de youtube AQUÍ

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