Auto-Sabotaje

Casi todo lo que es psicológicamente disfuncional tiene su origen en programas infantiles obsoletos.
Programas que nos instalamos para adaptarnos a demandas familiares irracionales. Son mecanismos de supervivencia.

El problema viene cuando creemos que lo que nos resultó útil cuando teníamos 4 años nos va a seguir siendo útil con 40. El problema mayor viene cuando ni siquiera sabemos que estos programas son los que están haciendo funcionar nuestra vida, porque son inconscientes y están profundamente entramados en nuestra psique, como un virus de ordenador.

Sólo cuando nuestro yo adulto puede comunicarse con nuestros yoes infantiles ansiosos e inseguros es cuando podemos sobre-escribir este programa. Mientras tanto, como hemos hablado aquí muchas veces y lo habéis leído hartas otras veces en mis artículos y post, esa niña seguirá gobernando tu vida bajo la ilusión de la adulta que piensa que es ella la que va conduciendo el coche, y no se ha enterado de que va sentada en el asiento del copiloto.

Para alterar conductas profundamente arraigadas que se han fusionado con la forma de ser de una misma, se requiere nada menos que una alteración fundamental del sentido central de una misma.
Este, es un proceso gradual que implica superar resistencias profundas.

Tus aspectos infantiles asustados/controladores/manipuladores/inseguros/indecisos que participan de juegos de poder, protestarán y se opondrán con toda la energía que secuestraron en tu infancia al compromiso de tu yo adulto de reprogramar ese pasado.

Pero si estás comprometida a cambiar, eventualmente lo lograrás.

Siempre os hablo, y la base de mi trabajo es esta, de la importancia de honrar el dolor y la herida. La importancia de sostener a esa niña y validar sus emociones y necesidades.

La VITAL importancia de establecer un diálogo diario y permanente con los aspectos inmaduros de nuestra conciencia para ir resolviéndolos y re-integrándolos en una conciencia unificada no fragmentada.

Esto es, en resumidas cuentas, ser para esos aspectos inmaduros, la madre y el padre que necesitó y no tuvo. La madre y el padre en sus Arquetipos sanos.

Este proceso también incluye desarrollar una autoridad interior. Porque sí, estamos para sostener su dolor, su abandono, abrazar, no juzgar, validar.
Pero es fundamental también desarrollar una figura interna de autoridad sana y amorosa que ponga sanos límites y se los transmita a esos aspectos infantiles boicoteadores y manipuladores.

Tenemos un Ser Superior y tenemos un Ser inferior que se nutre de esos aspectos rechazados.

No os sorprendáis si como mecanismo de auto-protección la niña que vive dentro de vosotras desarrolla síntomas y comportamientos auto-destructivos con tal de no dar su brazo a torcer cuando la adulta en ti se haya comprometido con el cambio y la transformación y se niegue a ser controlada por una programación obsoleta de la edad de 3 años.

He visto historias de vida y personas atrapadas en cosas verdaderamente limitantes.

Esa niña es capaz de exponerte a riesgos, a hacer cosas irracionales por demostrar tu invencibilidad, de ser vengativa etc etc Ella cree que te está protegiendo, verdaderamente lo cree, cree que te está salvando, de la vergüenza, de la humillación, del fracaso ….

Yo misma lo hacía hasta que en una ocasión mi terapeuta me dio un zasca que me dejó la cabeza dando vueltas durante 2 meses.

Le odié tanto y salí tan ofendida ese día de la sesión de terapia que no daba crédito de lo que acababa de escuchar.

La realidad es que no quería escucharlo, y tuvo que pasar bastante tiempo más hasta que logré entender el por qué. No lo escuchaba porque esa niña que era yo no lo escuchaba. Mi terapeuta me decía, que no le estaba hablando a esa niña que le estaba mirando en este momento, le estaba hablando a la Mujer que tenía delante.

Me dijo: ¿Qué estás dispuesta a sacrificar en este momento Lorena? ¿Estás dispuesta a sacrificar tu mentira y tu lucha de poder?

Porque por luchas de poder, somos capaces hasta de arruinarnos la vida.

Si esa niña quiere demostrar lo que nadie pudo o quiso ver de ella, lo va a hacer y a un precio muy elevado.

El auto-sabotaje, el auto-maltrato, incluye todas las formas en que nos auto-destruimos. Todo lo que nos destruye o contribuye a que lo hagamos, ya sea física, emocional o espiritualmente, a través de pensamientos auto-destructivos, adicciones, sustancias tóxicas (drogas, exceso de alcohol), adicción al juego, compensación a través de la comida, el sexo, hiperactividad…

Muchas creencias negativas y limitantes pueden llevar al auto-sabotaje: Creer que no eres suficiente, que tienes que ser perfecta, que eres incapaz, que no eres lo suficientemente buena, que no haces nada bien, que eres incapaz de pensar por ti misma, que eres débil, que estás indefensa, que no tienes poder, que eres vergonzosa, inaceptable, imperdonable, despreciable, defectuosa, un fracaso, que eres indigna, que no mereces amor, que sólo mereces cosas malas, castigos y dolor, que no mereces respeto, que no mereces divertirte, que mereces fallar, ser abandonada o incluso morir!, que eres indigna de confianza, que no puedes siquiera confiar en ti, ni en tus percepciones ni en tus emociones, o en tu autoridad.

Sientes que eres responsable de los demás, que tienes que estar a la altura de las expectativas de otros, que tienes que ser quien se espera de ti.

Las mentiras se huelen a distancia cuando te las sabes todas.
Y a veces apestan.
Son las mismas que tú te contaste. Y yo no voy a contribuir a ellas.

Y sí, son tremendamente dolorosas. ¿A quién le gusta escucharlas? Aún no he conocido a nadie que haya respondido favorablemente al descubrimiento de una de sus mentiras.

Y no sé si sois conscientes de la cantidad de mentiras que nos contamos y los “sueños” e “ilusiones” por los que apostamos que ni siquiera son nuestros.

¿Te has preguntado alguna vez si la vida que llevas es la que quieres llevar? ¿O es la que tu madre quiere que lleves? ¿o la que tu padre hubiera querido tener?

Justamente ayer, me escribió un amigo que llevaba meses sin hablar conmigo porque estaba ofendido (su ego herido estaba ofendido) porque le levanté la careta.
Me escribió para darme las gracias por haberlo hecho. 11 meses después. Cada uno necesitamos nuestro tiempo. Este es único y sagrado para cada uno.

Cuando conectes con esos aspectos de tu ser inferior, vas a encontrar lo peor de ti, lo que no estás dispuesta a reconocer, lo reprimido, precisamente por eso lo exiliaste. Los amigos de los que nunca presumes: boicoteadoras, cínicas, tiranas, manipuladoras, calculadoras, agresivas, pasivo-agresivas…. y te doy más pistas: Mira esos aspectos que rechazas profundamente de tu madre y de tu padre, porque muchos están en el mismo agujero negro en el que escondes las demás partes inaceptables de ti.

Sí, lo cierto es que hay niños tiranos y hay niños agresivos y de muchas otras condiciones. Y el motivo es su dolor, pero no es una excusa de la que ahora no tengas que hacerte responsable.

Bajo su tiranía rebelde, corres un gran riesgo de ceder ante las adicciones de gratificación inmediata, entrar en rabietas sin sentido, boicotear proyectos, y un sinfín de cosas que ya sabéis porque las veis cada día y por eso entre otras cosas estáis aquí.

Casi literalmente, deberás hablar con cada una de estas partes prematuramente cansadas, agotadas de ti y llegar a acuerdos, dejando bien claro quién está a cargo ahora. Con amor, SI, con disciplina y firmeza, también. Enseñar sanos límites también es un acto de amor que enseña auto-gestión emocional. Algo que no supieron enseñarnos a muchas de nosotras.

Nunca perdáis de vista que es tu ser inferior, un conglomerado de yoes que viven en el pasado, el que tiene la custodia de la mayoría de tus programas de auto-sabotaje y que si vas a re-escribirlos de una vez y por todas, tendrás que estar a la altura.

Y si no lo estás, está bien. No siempre estamos preparadas para enfrentar ciertos aspectos de nosotras, aún necesitamos más madurez o cometer más errores.

En cualquier caso, más tiempo, pero mientras tanto, intentemos por favor, no hacernos más daño del que ya traemos de serie y hagámonos cargo.

Lorena Cuendias

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