Tu sentimiento de culpa, es miedo al abandono

El sentimiento de culpa crea en ti la creencia de que hay algo que no está bien contigo. La necesidad de “arreglarte”, solucionar eso que está mal en ti, para que puedas ser tratada como quieres que te traten, para que puedas ser amada, aceptada, valorada.

Es miedo a ser abandonada. Miedo a la exclusión social. Una herida primal, nuclear. Muy profundo, en nuestras células, hay grabada una información que dice que abandono=muerte.

A no ser que hayas sido criada por una manada de lobos, lo más probable es que hayas crecido escuchando cosas como:

-Eres una niña mala

-Mamá no te va a querer si eres “así”

-Cuando te enfadas te pones fea y a papá no le gustas

-Cómetelo todo, hay niños muriéndose de hambre en África

-Mira lo que has hecho

-Eres una desagradecida

-Hazlo, porque te lo digo yo y punto. O vete a tu habitación.

Después de esta lluvia tóxica, la sensación con la que te quedas es con que hay algo terriblemente mal contigo y que si eso que es tan feo dentro de ti no existiera, nadie te trataría así.

Tomas la determinación de solucionar eso que es tan malo dentro de ti, para ser amada, para que no te dejen de querer, para ser aceptada.

Interiorizas la creencia, el programa, el virus de que para que te quieran, tienes que ser buena, pero también que la única esperanza para esto, es ser castigada. Llegamos a interiorizar la idea de que para ser “buenas” nosotras mismas tenemos que autocastigarnos, porque sin este castigo, eso tan terrible en nosotras, volvería a la superficie y otro nos castigaría.

Así es como con el tiempo reemplazamos el castigo que nuestros cuidadores implementaron en nuestra infancia con un sistema de autorregulación interior, un sistema absolutamente eficaz y sofisticado de auto-castigo denominado CULPA.

De niña, la suposición que haces basada en la comprensión limitada que tienes, cuando tus cuidadores te castigan, es que debes merecerlo, de lo contrario no lo harían. En el Análisis transaccional tiene mucho que ver con las introyecciones que hemos ido incorporando de nuestro padre crítico, ese que surge como respuesta a mandatos y voces internas que en su momento fueron instaladas en nosotros sin nuestro consentimiento (introyectos) y que nos hicieron integrar una serie de creencias tóxicas y destructivas como:

-Merezco ser castigada

-Merezco sufrir

-No merezco ser feliz

-No soy merecedora de amor

Aunque lo que se asume es absolutamente incorrecto, es muy fácil llegar a esta conclusión y es la conclusión a la que llegan la mayoría de los niños.

Así fuimos criadas y así fueron criados nuestros padres, y los padres de nuestros padres

La culpa es cultural y también está relacionada con la cultura cristiana del pecado.

Este bucle se denomina socialización. Es el proceso mediante el cual la gente aprende, adopta e internaliza las normas, valores, actitudes y comportamientos aceptados y practicados dentro del sistema establecido.

Este sistema nos enseña a buscar imperfecciones en nosotros mismos y en los demás y a juzgar esas imperfecciones cuando las encontramos. Odiarnos por ser como somos y lo peor de todo, castigarnos por ello hasta que logremos cambiarlo.

La culpa como sentimiento de responsabilidad hacia el otro

Esta culpa tóxica y perniciosa se suele manifiestar tras una ruptura, ya sea de pareja, de amistad o familiar.

Después de una ruptura el sentimiento de culpa es muy frecuente, y es bi-direccional: culpamos al otro, (aunque en realidad el enfado es con nosotras mismas, por haber permitido el abuso, por no haber establecido los límites); y nos culpamos a nosotras. Ya sea en una u otra dirección, nos estamos dañando de manera profunda.

¿Qué ocurre cuando nos culpamos a nosotras mismas?

Que por encima de nuestros deseos y nuestras necesidades, por encima de nuestra Verdad y de quienes somos, por encima de la lealtad hacia nosotras mismas, estamos poniendo al otro.

Debajo de este mecanismo se esconde la necesidad de aprobación, de nuevo, un terrible miedo al abandono, a ser excluída, señalada, a quedarnos solas.

A nivel superficial el motivo aparente es que lo haces por el otro, porque crees que él te necesita mas que tú a ti misma, pero solo es necesario rascar un poco en la superficie para que salgan los verdaderos motivos: tu miedo a ser abandonada, a no cumplir con las expectativas del otro.

La culpa como arma de manipulación, dominación y control

Es buenísima. Una de las armas más poderosas para dominar sin duda, para hacer que el otro actúe como nosotros queremos, y se vale del miedo y de los juegos psicológicos.

Se me ocurren tantos ejemplos que no sabría cuál poner. A ver si os suenan este tipo de contextos:

-¡Con todo lo que yo he hecho por tí!: El padre a la hija que se niega a tragar con sus imposiciones y peticiones.

-¡¡Llevo toda la mañana preparando la comida y no te vas a quedar a comer??!!: La madre a la hija que va de visita y no había pedido que le prepararan esa comida, porque no pensaba quedarse a comer.

-Hace unos días, la culpa apareció en una sesión con una clienta que quiere separarse. Su compañero le recuerda cada día que ella es quien es gracias a ÉL, todo lo que ha hecho por ella, todo lo que se ha sacrificado, trabajado, sudado… Por Dios!!

Hay personas con sentimientos de culpa dominantes y que ceden al chantaje emocional y que siempre entran en estos juegos de manipulación psicológica, que no pueden decir que no a pesar de su voluntad de no querer, porque no han trabajado con esta herida primaria de nuestra niña/o interior. Y ahí está la clave.

Una persona autosuficiente, segura de sí misma, es capaz de sostener a su niña interior en esas situaciones, porque su niña inteior ya sabe que es merecedora de ser amada simplemente por SER quien es, y que nadie puede abandonarla si ella no se abandona a ella misma.

No se trata en algunos contextos, de no valorar ni agradecer lo que otros puedan hacer para nosotras, sino de no entrar en su juego de manipulación.

La culpa tiene un objetivo

Mantener tu imagen de buena persona. Tu máscara de “buena”, para así ser amada y aceptada.

Es una tapadera de algo mucho más profundo, donde se encuentran creencias más dañinas que la culpa en sí misma y que surgen de esos patrones de socialización infantil.

La culpa es una emoción

Cuando has hecho algo que no te ha gustado y te sientes culpable, es un indicador que te está diciendo que hay algo que quieres cambiar, algo que no quieres volver a hacer igual. Te dice que eso que has hecho no está alineado con tu Ser superior. Este indicador de conocimiento interior se llama Conciencia.

Tu conciencia te mostrará cuándo te estás desalineando de tu verdad y de tu integridad, luchando y en resistencia con tu Ser superior.

Te hace consciente de cuándo estás haciendo algo que te hace daño o le hace daño a otros.

La conciencia es una función de tu Ser

Tu conciencia ve todo lo que te sucede como parte integral de tu experiencia de crecimiento y expansión.

Cuando te conectas con la experiencia desde tu conciencia, y no desde la culpa, la culpa ya no tiene ningún propósito.

Una vez entiendes que su propósito era hacerte ver que lo que hiciste no estaba alineado con lo que sentías y lo que querías, con quien tú eres, la culpa no tiene sentido. Porque ya sabes cómo no vas a volver a actuar en el futuro.

No permitas que la culpa te siga anclando al pasado.

Pasos para empezar a deshacernos de la culpa

1) Entender cuál es su origen, su función

Entender que la culpa no le sirve a tu propósito superior. Es auto-abuso.

Entender que la culpa y la vergüenza son emociones negativas impulsadas por pensamientos y creencias limitantes, negativas.

2) Tomar la decisión consciente y voluntaria de dejarla ir

Soltarla. Entender que te está haciendo más mal que bien. Tenemos que querer dejarla ir. Y antes tenemos que estar preparadas para dejarla ir. Esta es una decisión consciente que conlleva voluntad.

3) Transformar la creencia de que mereces ser castigada

Que no mereces amor, que no eres digna, que no mereces ser feliz, por la creencia de que mereces, mereces, MERECES, eres merecedora simplemente por SER, mereces amor y ser feliz.

4) Responsabilízate únicamente de lo que es TÚ responsabilidad

Hacerte responsable no es avergonzarte, es comprender.

No es culparte por lo que hiciste o lo que sucedió. Es responsabilizarte de cambiar en el futuro, tu respuesta.

– No eres la responsable de la felicidad de NADIE

– No es tu responsabilidad cómo se sienten los demás. Eso es asunto de ellos

– No eres responsable de nadie más que de ti (a no ser que tengas menores a tu cargo, obviamente)

5) Deja de volver atrás una y otra vez a pretender cambiar lo que sucedió

Lo que pasó, pasó. Fin. No podemos volver atrás. Por mil vueltas que le des, NO PUEDES CAMBIARLO. La culpa se alimenta del pasado. De mirar una y otra vez allí. Así es como se hace fuerte. Es su combustible. Suéltalo. No se lo permitas. Suelta el pasado.

Vuelve a él sólo para aprender de lo que sucedió y saber que hoy, con lo que sabes, y con la conciencia que tienes ahora, no volverías a actuar igual.

Si sientes la necesidad de disculparte con alguien por algo que no quedó resuelto, algo que hiciste o dijiste que lo dañó: Hazlo. Hazlo y libérate. Suelta esa carga y resistencia y sigue caminando, más ligera.

Si esa persona (o animal), o lo que sea, ya no está cerca para poder decírselo, o no sientes que quieras decírselo personalmente, escríbele una carta. Escribe una carta con tus disculpas más sinceras. Cuando termines, en un entorno controlado, quema esa carta, mientras te dices a ti misma: Estoy preparada para soltar este auto-castigo, este sentimiento de culpa y moverme en la dirección de algo diferente.

6) Reconoce el valor de los errores

Son tus maestros. El error no existe!. Nada sucede por error. Todo sucede para algo. Es cuando hacemos de los errores parte de nuestro dolor y nuestra culpa cuando entra en escena la vergüenza y el auto castigo, en vez de tomarlo como una lección, algo que comprender e integrar.

7) La culpa es lo opuesto del amor propio

Así que cuando nos atrape, vamos a compensarla con toneladas de auto amor. Cuando nuestro pequeño ego saboteador y auto abusador entre en juego, vamos a reunir todas nuestras herramientas de amor propio. Descubrir cómo ser nuestra mejor amiga. Recordarnos que merecemos amor, cariño, cuidado y que tú eres la fuente primera de la que obtenerlo.

Si nos cuesta darnos amor, es porque pensamos que no lo merecemos.

Y el último punto, y quizás el más importante:

8) Perdónate

Comprende, recuerda que cada uno hace lo que puede, lo mejor que puede con lo que sabe, con quién es en el momento de evolución en el que se encuentra.

No puedes juzgar tu pasado en base a lo que sabes hoy y a tu nivel de conciencia actual ni a tu perspectiva expandida.

Haz las paces con el lugar en el que te encuentras ahora.

Perdonarte es amarte lo suficiente como para dejar ir eso que te estás haciendo a tí misma.

Que estés bien,

Lorena

Déjame un comentario

3 comentarios

  1. Gracias. No podría sentirme más identificada con la mayoría de lo que escribes.. Ojalá aprenda a gestionar las cosas como lo haces tú. Un abrazo.

Lo más leído

Comienza aquí tu viaje sagrado

SUSCRÍBETE A LA NEWSLETTER PARA RECIBIR LOS ÚLTIMOS ARTÍCULOS DEL BLOG Y MÁS