¿Imaginas a un árbol sujetándose las hojas porque llega el Otoño y no las quiere perder?
¿Entonces, por qué nos resistimos a nuestros ciclos? ¿A nuestros procesos? ¿Por qué nos resistimos a sentirnos mal cuando nos sentimos mal?.

Pero aún sigo con esto??? Aún no he sanado esto otro?? Otra vez se me repite esto??, estas preguntas representan la mayor incomprensión de cómo funciona el viaje de sanación.
Esto no es “comida rápida”. Esto es un valiente compromiso a largo, muy largo plazo. Es un compromiso de por vida.
Este proceso se realiza con el tiempo, paso a paso, con ternura, suavidad y compasión.

Toma años de trabajo interno sanar las heridas entre generaciones. Pero es fascinante poder hacerlo, y muchas veces no somos conscientes y perdemos la perspectiva.
El anhelo de alivio del dolor es natural. Es humano. Pero si queremos madurar verdaderamente como especie y sanar de verdad, debemos cambiar nuestro enfoque de buscar alivio “fuera” o lejos de sentir nuestras heridas y en cambio buscar alivio “a través” de nuestra transformación, a través de ellas.
No crecemos y evolucionamos a través de odiar nuestras heridas o juzgar nuestro dolor y nuestras emociones. Crecemos a través de abrazarlas, nuestra ira, nuestra rabia, nuestro desprecio, tristeza, lo que quiera que sea! y dándonos cuenta que ninguna emoción dolorosa puede hacernos daño. Que la visión profunda sólo es posible desapegándonos del concepto “ya estar bien” y rendirse al proceso.
Este cambio de mentalidad respecto a tu propio viaje de sanación es muy poderoso y determinante para realmente cosechar los dones de una vida vivida conscientemente.
La tendencia a juzgarnos por nuestras emociones está profundamente arraigada en la cultura y en nuestras familias. Podemos sentirnos como un bicho raro, como si hubiera algo que está “mal” en nosotros.
Pero la verdad es que a menudo las personas que buscan la sanación y el crecimiento son las más saludables dentro de un sistema familiar disfuncional. Y no es sólo honrable, es venerable.
Toma tiempo que nuestros sistemas nerviosos se regeneren de patrones de hiper-vigilancia y para que nuestros cerebros se reseteen de traumas vividos.
Empieza a ver la herida como un portal hacia tu poder.
La total sanación es ficción, igual que la perfección no existe. El viaje interior es infinito, porque estamos en permanente evolución. Siempre vamos hacia un nuevo nivel.
Y si bien este viaje es un desafío, muchas veces desbordante y solitario, es un privilegio ser lo suficientemente consciente para hacerlo.
Muchos de nuestros antepasados rechazaron su dolor. Pero ahora, tenemos la conciencia y la responsabilidad de sanar el nuestro.
Viaja con todo tu corazón a la sagrada espiral de tu viaje interior. Entrégate completamente y confía en el proceso! A medida que lo hagas, y con cada vuelta en la espiral, serás transformada y recompensada de una manera que ninguna cosa terrenal podría acercarse.
Valor y coraje!
Lorena
3 comentarios
Gracias por compartir, precisamente estuve en un mini curso sanando a mi niña interior y comprendí que la sanación nuca termina y es un compromiso conmigo misma. Me lo debo. te mando un fuerte abrazo
Hola Rocío!
Qué bueno que estés haciendo trabajo con tu niña interior. Verás como empiezas a experimentar cambios muy pronto y muy profundos. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Gracias por estas palabras. En el último año que he estado en el proceso de sanación he regresado a este a articulo muchas veces para darme un respiro. Un recordatorio de que enfrentar el dolor vale la pena, a pesar de siempre que hay momentos de flaqueza en el medio. El espiral me ha guiado por todos estos momentos. Ahora que he sanado varias heridas muy profundas y aunque se que falta mucho más, regreso a mostrar mi agradecimiento.