Nuestra voz interior sabe más que nuestra mente

Una entrevista inspiradora a Daniel Goleman, autor de ‘La inteligencia emocional”

Hace veinte años este experiodista científico de The New York Times le contó al mundo la existencia y supremacía de la inteligencia emocional.

Su libro se convirtió en un superventas mundial. Ahora, con Focus (Kairós), sigue ahondando en el cerebro para hablarnos de otra capacidad esencial: la atención.

Es un tipo relajado y sonriente que aboga por la meditación para mantener la mente sana, y la practica desde hace cuarenta años. Le digo que quieren que la jornada laboral de los españoles sea más compacta, de sándwich y sin siesta: “Desde el punto de vista del cerebro es una decisión estúpida, una pequeña siesta reinicia el cerebro”. Dicho esto, se retira a echar la siesta.

Entrevista:

Tu enfoque determina tu realidad…
Eso dice Yoda en La guerra de las galaxias, y cualquier científico cognitivo estaría de acuerdo con él.

No es filosofía de vida…
No. Nuestra realidad cognitiva es algo que construimos momento a momento y que empieza con la atención, es decir, aquello de lo que te das cuenta y aquello de lo que no te das cuenta.

La atención es siempre selectiva.
Es vital para navegar por la vida, y hay tres focos esenciales: el mundo externo, el mundo interno y el mundo de los demás.

A menudo no la controlamos.
Resulta impactante ver la diferencia que se produce en el cerebro cuando nuestra atención está enfocada o cuando está determinada por las emociones. Saber hacia dónde va nuestra atención y por qué es clave.

Y a menudo las emociones nos invaden.
Eso es lo que sucede, se trata de un secuestro emocional: el centro de las emociones en el cerebro, un área muy primitiva situada entre los oídos, se activa e invade la región prefrontal derecha, que es la que determi-na nuestro enfoque consciente de las cosas.

¿Y cuánto dura ese secuestro?
Si está muy enfadada por el comentario de su jefe, su amiga o su novio…, tres días después, aunque crea que ya pasó, esa emoción seguirá mandando.

Vaya.
Pero la atención es como un músculo mental que se fortalece a medida que se ejercita. Memorizar desarrolla ese músculo. Y advertir el momento en que nuestra mente empieza a divagar y llevarla una y otra vez hacia nuestro objetivo equivale mentalmente al levantamiento repetido de pesas.

Explíqueme el ejercicio básico.
Lleve su atención a la respiración, cuando su mente se distraiga sea consciente y vuelva a la respiración, vuelva a centrarse. Repita a diario ese ejercicio y aprenderá a distanciarse de las distracciones y luego lo podrá aplicar a las emociones.

¿Las emociones llegarán igualmente pero las trataré de otra manera?

Exacto, en lugar de pensar que su jefe es un idiota, pensará: “Vaya, otra vez estoy enfadada”. Y la diferencia es grande.

También es frustrante.

Reconocer que otra vez estás enfadado te permite tener mayor libertad interior, te puedes recuperar mucho más rápidamente de ese enfado. Y con la mente clara y tranquila puede que se te ocurra una buena estrategia; por ejemplo, coger el currículum de tu jefe y enviarlo a un cazatalentos.

La voluntad es el destino.

Eso es lo que demuestran las investigaciones. El autocontrol infantil, ser capaz de aplazar la recompensa, ha demostrado ser un predictor del éxito financiero más fuerte que el CI o la clase social de la familia.

¿Qué más ha descubierto?

Me di cuenta de que todos los aspectos de la inteligencia emocional dependen de una manera esencial de la atención, incluida la autoconciencia.

¿Qué tiene que ver la conciencia de uno mismo con la atención?

La autoconciencia representa un foco esencial que nos conecta a los sutiles murmullos internos que nos ayudan a navegar por la vida. En ese mecanismo interno de control se asienta la diferencia entre una vida a la deriva y otra bien orientada.

¿Hay que escuchar a las tripas?

En la región subcortical, mucho más conectada con las vísceras que con las áreas verbales, nuestro cerebro guarda las sensaciones más profundas de propósito y significado. Tenemos una voz interior que sabe más que nuestra mente y que nos habla a través del cuerpo, de las sensaciones viscerales. Cuanto más adecuadamente interpretemos esos mensajes, mejor será nuestra intuición.

El 99% de nuestros pensamientos o gestos son inconscientes.
Hay dos tipos de mente, la que nosotros escogemos y la que escoge por nosotros. La cuestión crucial es qué hago con esa parte de la mente que sí puedo controlar conscientemente, ahí entra en juego la atención.

Pero el gesto precede a la palabra.

La lectura de metamensajes transmitidos por canales no verbales se produce de manera instantánea, inconsciente y automática. El impacto de esos mensajes ocultos es muy poderoso; por ejemplo, la probabilidad de que una pareja siga junta es menor si, durante una discusión, uno repite expresiones faciales fugaces de disgusto o desprecio.

¿Hay que intentar ser positivo?

Sí. De hecho, hablar de sueños y metas positivas estimula centros cerebrales que nos abren a nuevas posibilidades.

Nuestra atención suele estar en varios sitios a la vez: puedo escucharle sin dejar de ver lo que nos rodea.
Está describiendo la conciencia abierta, una riqueza. Es como la mente errante, que desde el punto de vista de la concentración es una pérdida de tiempo, pero es crucial para la creatividad: sólo cuando la mente está errante podemos llegar a relacionar dos cosas que antes nos parecían inconexas.

Fuente: La Contra de La Vanguardia

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